Autora del blog: F.Rivera Leiva
Este blog inicia su andadura en 2.010. Creado únicamente por una familia con un hijo diagnosticado con TEA.
Imágenes del blog : diseño ilustraciones Francisca Rivera
Reservados todos los derechos
"Cuaderno para hablar” inicia su andadura hace una década llena de
nerviosismo y pesimismo, de ánimos y desánimos y de buscar la luz al final del
camino. Como culminación de esta etapa de aprendizaje surgió éste cuaderno,
como uno de los trabajos realizados junto a nuestro hijo, un adolescente. Como familia, entendimos que debíamos compartirlo para tratar de ayudar a otras familias
que conviven con el autismo.
Disponible en la webb
http://www.edicionesaljibe.com/
Disponible en la webb
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Iniciamos una nueva andadura en 2.017. Comenzamos con nuestro blog, Rafael y yo un verano en 2.010, para dar información a muchas familias que como nosotros entraron un día dentro del mundo desconocido del trastorno del espectro autista. Y ahora tras 7 años con nuestro blog; Tgd soy como soy ono, debíamos cambiar, de ahí nace el nuevo. TEA. Aprendiendo a vivir.
Hemos ido aprendiendo y a la par, formándonos y adaptándonos a la nueva realidad.
Queremos publicar un artículo realizado para el Curso del niño con síndrome de Asperger, realizado para el Centro Acadia, en 2.016, sobre el acercamiento a la realidad de las familias de personas con autismo.
Hemos ido aprendiendo y a la par, formándonos y adaptándonos a la nueva realidad.
Queremos publicar un artículo realizado para el Curso del niño con síndrome de Asperger, realizado para el Centro Acadia, en 2.016, sobre el acercamiento a la realidad de las familias de personas con autismo.
ACERCAMIENTO A LA REALIDAD DE LAS FAMILIAS DE PERSONAS CON AUTISMO.
A la hora de hacer un análisis
del artículo sobre el “Acercamiento a la
realidad de las familias de personas con Autismo”, lo haré como madre de un
chico diagnosticado con TEA según el DSM-V (TGD no especificado con rasgos de
Asperger según el DSM-IV) que actualmente cuenta con diecisiete años.
Todas las familias hemos podido
pensar como podrían ser nuestros hijos antes de nacer y no pensamos que puedan
tener algún tipo de problema psíquico. ¿Cómo un hijo que ha nacido son ningún tipo
de dificultad se puede diagnosticar dentro del TEA cuando llega un parón en su
desarrollo entorno a los 18 o 24 meses de edad? De repente, observamos que le
empieza a ocurrir algo extraño que no se relaciona en el parque con el resto de
los niños, no atiende o no nos mira como lo puede hacer cualquier niño de esa
edad o en algunos casos, el lenguaje y la comprensión se merman y comenzamos a
alarmarnos. ¿Qué es lo que le sucede? Comienzan las preguntas en la consulta de
pediatría y, en muchas ocasiones, no se dan respuestas.
Son niños que presentan rasgos
físicos normales, que en muchos casos presentan niveles aceptables en algunas
áreas evolutivas, lo que nos ocasiona muchas dudas ya no sólo a las familias,
sino a muchos profesionales del ámbito médico y educativo.
En nuestro caso, comenzamos a
darnos cuenta de que algo estaba ocurriendo, entorno a los 18 meses de edad. A
pesar de tener una inquietud motora preocupante, no interactuaba con los niños
de su edad, presentaba déficit de atención e incluso, su prosodia, con un tono
de voz inadecuado y peculiar y apenas, decía palabras sueltas. Su pediatra
achacaba todo el problema del lenguaje a la falta de tono muscular en la
mandíbula e incluso, nos indicaba que las relaciones sociales se veían
condicionadas a consecuencia de no tener
hermanos y primos de su edad. Ante esas respuestas, un sentimiento de
culpabilidad comenzó a producirse dentro de nuestra familia. Quizá éramos
nosotros los que estábamos retrasando el desarrollo de nuestro hijo
involuntariamente.
Tuvieron que pasar otros seis
meses más hasta que con un ingreso hospitalario, una pediatra detectó que algo
anormal podía estar sucediendo. Comenzamos el peregrinaje de otros
profesionales más específicos, como neurólogos, logopedas, etc., y pruebas
diagnósticas sobre todo motivadas ya no sólo por recomendación de esta nueva
pediatra sino por la escolarización del niño cuando cumpliera tres años.
DIAGNÓSTICO. REACCIÓN DE LA FAMILIA.
Cuando nos llega el diagnóstico
la reacción que solemos tener como familia es preguntarnos y tener muchas dudas
sobre como un niño que no presenta ninguna alteración física puede tener un
trastorno como éste. Son niños con capacidades sobre todo memorísticas en
algunos casos extraordinarias, y este hecho nos lleva a dudar más, quizá si
cabe, de que nos han dado un diagnóstico erróneo. Solemos acudir a varias
consultas médicas para tener una segunda opinión que nos aclare las dudas que
nos surge tras el diagnóstico inicial. Todo el proceso de toma de consciencia
es lento.
El hecho de que la mayoría de los
niños con autismo no presentan dificultades físicas evidentes dificulta la toma
de consciencia del problema ya no sólo del propio núcleo de la unidad familiar
sino del resto de los familiares cercanos, abuelos, tíos, etc., que no llegan
tanto a entender el trastorno hasta pasado un tiempo cuando el mismo, es más
evidente. Esto puede llevar en un primer momento, a un aislamiento familiar y/o
social puede llevar a tener un rechazo afectivo de las personas
del entorno que les tachan en la mayoría de los casos de sobreprotección y de ser
demasiado permisivos con ellos ante conductas disruptivas que otros pueden
considerar fruto de una educación deficiente y no de una característica
definitoria del trastorno, sobre todo, en los casos de detección temprana
cuando no es tan visible el trastorno.
Considero que actualmente, existe
mucha más información sobre el trastorno el espectro del Autismo que hace una
década cuando recibimos el diagnóstico y aquí la información es fundamental a
la hora de aceptarlo y poder convivir con el mismo para una familia como para
que sea diagnosticado por parte del profesional.
En la I Memoria Anual del Programa
de AMI-TEA 2.009/10 ya se indicaba que uno de los problemas del individuo con
TEA en relación al sistema de sanidad era la interpretación del profesional a
la hora de la detección del trastorno:
-
Existe “una mala interpretación de lo que quieren
expresar estos pacientes por parte del profesional sanitario, ante la que
intervienen para corregirla tutores o familias, da lugar a que estos sean
acusados de preocuparse en exceso o de sobreprotección” (pág.8).
-
“Las dificultades de comunicación generan
complicaciones a todos los niveles de la atención médica, desde el diagnóstico
hasta el ajuste de la medicación” (pág8)
No hay que olvidar que a veces no
es tan sencillo detectar el trastorno del espectro autista y que debe de
existir una buena comunicación de las familias con el personal sanitario ya que
es frecuente, tal y como indica el artículo, un retraso en el diagnóstico,
mediando aproximadamente 15 meses de término medio y en el caso del trastorno
de Asperger se demora considerablemente. Todo este proceso puede llevar en
algunos casos de diagnóstico tardío a generar mayor incertidumbre en muchas
familias.
Una vez recibido el diagnóstico
es difícil aceptarlo como familia. El sentimiento de culpa y la angustia
inicial nos hubiera llevado a retroalimentar lo que estaba ocurriendo y
comenzar a tiempo con ayuda terapéutica era fundamental para un mejor
pronóstico futuro. Lejos de desanimarnos
en nuestro caso, gracias a la ayuda de profesionales y familiares del ámbito
educativo y/o sanitario, comenzó con terapias muy tempranamente. El apoyo
psicológico y logopédico nos llevó a aceptar que a pesar del diagnóstico se podrían
conseguir logros y asumir sus propias dificultades nos haría entender y
comprender mejor su forma de actuar y de entender su mundo.
Esos primeros momentos a pesar de
aceptarlo y tratar de entender el autismo se producían situaciones de estrés
muy difíciles de superar sobre todo con los problemas de conducta con los que
nos enfrentamos muchas familias con hijos diagnosticados con TEA. Son numerosas
las situaciones en las que nos encontramos con miradas desaprobadoras, juicios
de valor y preguntas indiscretas con las que, incluso, nos responsabilizan a
los padres de este tipo de comportamientos viéndonos obligados a justificar o,
incluso, a tener que explicar el autismo a personas que dan juicios de valor
sin conocer las características de nuestros hijos. Las familias, en muchas
ocasiones, no disponemos de herramientas y metodología necesaria para afrontar
estas situaciones de ahí, la importancia de poder contar con profesionales expertos
que puedan ayudarnos.
AFECTACIÓN A LA DINÁMICA FAMILIAR. AJUSTES QUE HACE LA FAMILIA.
Para favorecer la convivencia con
un hijo con TEA es importante que las familias conozcamos las características
de dicho trastorno y aceptemos la limitación que conlleva su dificultades
sociales, comunicativas e imaginativas. Convivir con el autismo es difícil y,
sobre todo, estresante. Por ello, hay que tratar de mantener un entorno
familiar estable y estructurado que les de confianza y seguridad.
El artículo hace alusión a “modificaciones severas de su régimen de
vida habitual con limitaciones exageradas de su independencia” “las adaptaciones
físicas de las viviendas, la disminución del tiempo libre, las restricciones de
la vida social, .la polarización de la vida familiar alrededor del miembro con
autismo modifican tanto la vida de la familia que se requieren hacer ajustes en
la vida familiar que permita una vida
más armónica posible”.
Esta afirmación no se puede
considerar del todo cierta, hay que tener en cuenta el nivel de afectación del
TEA. Hay que destacar que el nivel del lenguaje y de comunicación, de
abstracción y simbolización varia de unos a otros, así como las características
diferenciales de cada familia. Efectivamente, es un problema complejo convivir
con el autismo, pero aquí intervienen distintas realidades ya no sólo la
realidad de cada familia sino el entorno sociológico en el que se desenvuelve
cada individuo con TEA. La familia no es un ente aislado ya que nos
relacionamos dentro de una sociedad compleja, por ello cabría hablar de uno de
los sectores más importantes dentro del desarrollo de la persona con TEA, el educativo.
Para que exista realmente un
ajuste y estabilidad, debe de existir también un entorno favorable dentro de la
educación que reciben las personas diagnosticadas dentro del trastorno del
espectro del autismo. Desde que se diagnostica ese niño o niña debe ser
escolarizado y es ahí, dónde las familias nos encontramos con una de las
mayores dificultades en el desarrollo de nuestro hijo. Cuando recibimos el
diagnóstico se deriva al niño hacia un tipo de modalidad educativa desconocida
para muchos. Y surgen dudas, ¿qué decisión tomar? Consideramos que en muchos
casos es muy importante que los equipos de orientación psicopedagógica traten
de empatizar con las familias y den la información necesaria para que estas
puedan actuar en el desarrollo y en la evolución de sus hijos para poder
decidir.
Si el diagnóstico es temprano
posiblemente se le pueda derivar al alumno con TEA, a la modalidad educativa
más adecuada para ellos desde la educación ordinaria con NEE, Necesidades
Educativas Especiales, dentro de un aula ordinaria o un aula TGD, en el caso de
la Comunidad de Madrid, o a educación especial. Muchas veces, la falta de
información junto con la dificultad que entraña aceptar el problema de nuestro hijo,
nos lleva más a aceptar la decisión que sugiere el profesional por el
desconocimiento de estos programas educativos.
Debemos consensuar criterios y
para ello es necesario contar con mayor información.
En determinadas circunstancias,
las familias nos vemos sometidas a una fuerte presión por parte de los centros educativos,
sobre todo, si nuestros hijos presentan problemas de conducta y a la vez, la
falta de normativa educativa deriva en muchos casos a este alumnado al fracaso
escolar.
Como familia nos hemos encontrado
durante estos años a personas muy implicadas, cooperadoras que entienden el trastorno,
pero a la contra, en otras ocasiones se tiende a imponer criterios rígidos y
obsoletos, por la falta de reciclaje profesional que puede llevar a no entender
que estos niños requieren de otras metodologías educativas. Aquí adquiere
importancia la terapia psicológica /pedagógica y la necesidad de la cooperación
de todos, educadores, familias y estos. Es necesario que nuestros hijos tengan
igualdad de oportunidades educativas y a la par que exista una regulación
normativa que les lleve a poder finalizar sus estudios con una mayor igualdad.
En las IV Jornadas de Educación
dedicadas al Autismo en Madrid Sur, celebras en diciembre de 2.013, se hablaba
de una “inclusión educativa”. Gerardo Echeita, hablaba:
“ de los
daños colaterales del efecto negativos que están teniendo las políticas del
bilingüismo en esta comunidad y en otros, respecto a la fragmentación de
nuestro sistema educativo configurando centros de primera y segunda y nadie
debe de extrañarse que muchos de los centros de segunda sean los que están
recibiendo a los alumnos más vulnerables con riesgo de exclusión”.
Hay que desear una educación
inclusiva, que no implica no aceptar la existente dónde priman valores como la
autonomía y la socialización, sino apostar por la “motivación” tanto de los
alumnos como de las familias para poder continuar. ¿Por qué no buscar y potenciar sus capacidades y no
constatar más aún sus dificultades dentro de un sistema educativo encorsetado e
inflexible? ¿Por qué no buscar materias alternativas dentro de esa sociedad en
la que el colectivo de la discapacidad intelectual es cada vez mayor?
Es muy importante a su vez, que
las familias con hijos con TEA formemos parte de asociaciones para tener más acceso a la información, teoría
y práctica que nos falta. Es en el seno de estas asociaciones donde nuestra
sola realidad se convierte en la realidad de muchas familias. En estas nuestros
hijos van a poder empatizar y tratar de mejorar en las relaciones sociales con
“iguales” que presentan el mismo trastorno y con los que les va a ser más fácil
socializarse. Es importante encontrar asociaciones que realicen programas de
“ocio y respiro familiar” a través de salidas con los niños afectados con TEA
para una mayor tranquilidad de las familias.
CONCLUSIÓN
Tener un hijo con TEA conlleva un
desgaste emocional importante y el apoyo a las familias es fundamental. Muchas
veces las familias con hijos con TEA nos hemos sentido solos e incomprendidos
por nuestro entorno más cercano a consecuencia del desconocimiento que aún
existe sobre el Autismo. Hay darle mayor visibilidad al trastorno para lograr
“respeto, aceptación e inclusión”. De ahí, la importancia de las jornadas que
actualmente se están realizando como la del día 2 de abril, día Mundial de Concienciación
sobre el Autismo, para poner de relieve la necesidad de mejorar la calidad de
vida de los niños y adultos para que puedan tener una vida plena y digna. No solo somos las familias las que tenemos
que aceptar que tenemos un hijo diagnosticado con TEA sino también el resto de
la sociedad, que entienda que este trastorno está afectando a un 1% de los
nacidos actualmente.
Autora: F. Rivera (Reservados todos los derechos)